La economía
de la experiencia no es otra cosa que una estrategia de marketing para vender
un estilo de vida. Hay empresas que compiten por la vía del precio que van a ofrecer en el mercado, otras,
en cambio, han logrado cambiar esta forma llegar al público y han decidido
apostar por la innovación y la creación de experiencias.
- El ejemplo
claro de esto es la marca APPLE.
Apple
es una empresa que encarna la irrupción del diseño en el mercado tecnológico.
Sus productos no son simples computadoras, teléfonos y reproductores
de música sino exclusivos artículos de
moda.
El colectivo social
vive preso de sus fantasmagorías y no ha despertado aún de su relación
inconsciente, onírica, con la historia y el conjunto social. El mundo de deseos
que rodea a la mercancía en el presente y que es esencial para la publicidad y
el sostenimiento del consumismo acompaña así el mantenimiento en un estado de
ensueño de la colectividad social, y significa un arruinamiento de la carga
utópica de las imágenes de deseo del siglo XIX, en tanto que promueve la
promesa de que el ansia de gratificación, plasmada en tales imágenes, se
satisface a través de la adquisición de la mercancía.
La verdad es que detrás de cada nuevo
producto que desarrolla Apple, junto con esa satisfacción casi hormonal que le
entrega a los tecno-fanáticos-a-la-moda, hay un cambio cultural sin el cual la
marca no tendría el éxito que tiene: el culto a lo desechable. Cada aparato al que se
le antepone una i está fabricado con sus días contados.
Desde sus comienzos, Apple ha defendido
un nuevo paradigma social, un consumismo bestial que genera la falsa necesidad
de tener el último producto en salir al mercado porque el anterior ya no parece
satisfacernos por completo. Y es en este proceso de adquisición compulsiva, en
el que pocos se preguntan de dónde vienen los productos, cómo, dónde y quiénes
los fabrican, o qué pasa con ellos una vez que los desechamos, mientras les
permita estar en la última vanguardia tecnológica.
En definitiva y en el caso de esta marca,
pero también en el de muchas otras, lo que pretenden es captar la vida del
consumidor, acompañarlos en su evolución y de esta forma marcaran una gran
diferencia, pues lo que finalmente venden no son productos, sino un estilo de
vida.
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